El Bruxismo
El bruxismo es el hábito incontrolado de oprimir o rascar los dientes sin propósitos funcionales que provoca desgaste en los dientes. Normalmente es nocturno, aunque muchos pacientes también aprietan los dientes durante el día sin ser conscientes de ello. Desgraciadamente, también se pueden dar casos de bruxismo infantil.
El desencadenante principal es el estrés, en efecto el Bruxismo está de moda, nuestro ritmo de vida así lo exige … aunque también se contemplan otros factores como la malposición de los dientes, la dieta, la postura o la incapacidad para relajarse.
El origen y la regulación del bruxismo es de tipo central, es decir, es una alteración del Sistema Nervioso Central y no depende de alteraciones odontológicas ni articulares, por ello su tratamiento debe ser global y multidisciplinar. Por un lado debemos abordar las causas que lo provocan (estrés, trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño …), mediante herramientas de gestión del estrés (ejercicio, mindfulness, yoga, …) o terapia psicológica cognitivo-conductual. Por otra parte, nuestra parte, debemos minimizar las consecuencias a nivel muscular, articular y dentario.
Un bruxismo avanzado puede conllevar problemas de insomnio, dolor de cabeza y de oído, dolor en los músculos de la cara (sobre todo al levantarse por la mañana), dolor en la articulación o sensibilidad a los alimentos calientes o fríos, entre otros.
El tratamiento del bruxismo consiste en la fabricación individualizada de una férula miorelajante. Esta ayuda a relajar la articulación temporomandibular, al tiempo que impide el avance de los desgastes.
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Sin embargo, si el desgaste de los dientes es avanzado puede que se requiera el uso de pastas y geles desensibilizantes, tratamientos de nervio (endodoncias) para evitar la sensibilidad o, incluso, una rehabilitación mediante la colocación de coronas dentales para recuperar la estética y la funcionalidad de los dientes.
Cómo detectar si aprieta los dientes?
Los signos más destacados son la disminución de la longitud de los dientes, la aparición de desgastes a nivel cervical (entre el diente y la encía), el dolor de la articulación y las recesiones gingivales (la encía retrocede y expone la raíz del diente).
Aunque la mayoría de veces el dentista será el primero en darse cuenta, si cree que aprieta o rasca los dientes, acuda lo antes posible a su clínica dental de confianza.
Dra. Alba Ribas i Serrano
COEC 7510